Todas sabemos los innumerables beneficios de llevar una vida activa. Pero aún así, esos minutos antes de prepararnos la bolsa de deporte para ir al gimnasio, nos batimos en una lucha contra nosotras mismas.

En muchas ocasiones es debido al sentido de la responsabilidad, nos quedan aún mil cosas por hacer y el cerebro débil se acomoda y dice; mejor te quedas en casa y adelantas el informe, o,  me relajo en el sofá mientras doblo la ropa, o, me quedo en casa y me preparo el tapper para mañana.

Son miles los motivos por los que nuestro cerebro nos ofrece alternativas más cómodas que ponernos las deportivas y sudar. Pero ahí, en esos momentos de negociación interna es dónde tenemos que recordar que el ejercicio físico:

  1. Mejora las relaciones sexuales. Las mujeres atletas, en comparación con las mujeres con una vida sedentaria, tienen mayor flujo de sangre al clítoris -lo que mejora el orgasmo- y mejor función sexual.  Así lo concluían los autores de la investigación realizada en la revista Journal of Sexual Medicine publicado el año pasado.
  2. Libera tensiones y te ayuda a concentrarte.
  3. Hace que contraigas menos resfriados. Según un estudio de laBritish Journal of Sports  el número de días que pasan enfermas cada año las personas físicamente activas se reduce en un 46% frente a aquellos que solo practican deporte una vez a la semana.
  4. Aumenta tu coeficiente intelectual. “Estar en forma implica que además de tener un corazón fuerte y gran capacidad pulmonar, tu cerebro recibe gran cantidad de oxígeno”, explica Michael Nillsson, coautor del estudio, que se ha basado en más de un millón de sujetos.

Todos esos motivos son los que tienen que prevalecer a la hora de coger las bolsa para ir al gimnasio. Y además, nuestro entrenamiento es funcional , lo que quiere decir corto pero intenso. Con éste tipo de entrenamiento alcanzas mejores resultados y te sigue quedando tiempo para prepararte el tapper de mañana.