Nosotras no nos conformábamos con jugar sólo con muñecas.

Desde bien pequeñas nos han hecho creer que la mujer es débil y delicada. En el colegio no te escogían nunca de las primeras para formar un equipo de fútbol porque eras chica. Tampoco te pasaban el balón porque lo ibas a fallar. Los chicos asumían que éramos peores en cualquier deporte. De hecho, el mismo profesor de educación física reforzaba ésta idea reduciendo la intensidad de los juegos o adaptando los ejercicios.

La sociedad ha influido mucho en el desarrollo físico de las mujeres. Pero en todas las generaciones había un grupo de chicas que siempre se atrevían a chutar todos los penaltis o a trepar a lo alto de un árbol. Seguro que tú estabas entre esas rebeldes.

Obviamente mujeres y hombres somos diferentes a nivel físico y psicológico, pero en ningún momento quiere decir menos hábiles o menos capaces de llegar a la meta. De hecho, según varios estudios, en competiciones los récords mundiales entre hombres y mujeres se van acortando.

Las diferencias más notables son a nivel fisiológico. Los hombres tienen corazones más grandes (no hablo en el aspecto sentimental como todas entenderéis) tienen más volumen, lo que les permite acumular más oxígeno y tener mayor capacidad cardiaca, hasta un 20% más que las mujeres. También llevan más oxígeno en la sangre lo que les permite tener mayor resistencia. Sin embargo, las mujeres tenemos menos masa muscular por lo que economizamos más nuestros recursos y a nivel articular somos mucho más flexibles, lo que nos da ventajas para mantener mejores posturas físicas y optimizar resultados durante el entrenamiento funcional.

A nivel alimenticio, generalmente necesitamos ingerir menos cantidades de alimentos, pero al igual que ellos debemos optar por la mejor calidad alimentaria posible. Buscar una buena densidad nutricional que nos aportan los alimentos orgánicos y biológicos es la clave, evitando el uso del azúcar refinado y de alimentos procesados. Esto junto a un buen cálculo de cantidades que nos permitan optar por un balance hormonal a lo largo del día, nos asegurarán un desarrollo óptimo físico y mental. Encontrar el éxito en el deporte, tiene mucho que ver con el tipo de alimentación que llevamos. Realmente es vital incorporar hábitos saludables en el día a día para poder vivir más y mejor. Como dice un antiguo proverbio chino: “La salud y la enfermedad entran por la boca”.

Combinando alimentación y esfuerzo en el ejercicio existe la misma posibilidad de alcanzar y superar las marcas masculinas. Y por el camino, ya de paso, nos haremos fuertes para acabar con prejuicios absurdos cómo que las mujeres deportistas son lesbianas, machorras o poco femeninas. Seamos un ejemplo para que futuras generaciones de niñas sean Rebeldes y chuten todos los penaltis, escalen los árboles más altos y sobretodo, tengan las mismas oportunidades para lograr el éxito en el deporte y en la vida misma.